Fotografía de Víctor Carrillo
En mi casa todo es sencillo.
La nevera se abre por la izquierda
y las pelusas se acumulan en los mismos rincones.
Las camisetas no consiguen mantenerse en el segundo cajón
del armario más de cuatro días seguidos. Asaltan mi silla.
Me asaltan a mí. Los botes de café apenas dan
para diez días. La lavadora se pone los sábados por la tarde.
A mi casa llegan las cartas que reciben mis amigos
mientras están de viaje.
Se amontonan en una pequeña mesa del recibidor.
(Parece que me miran desde allí, absortas,
pensando que también a ellas las olvidaron algún día).
El día que la nevera se abra por el lado derecho,
las pelusas comiencen a acumularse dentro del armario
y no se derrame el café,
mi casa dejará de ser mi casa.
Seguirá sonando el teléfono.
Continuarán llegando cartas de personas a las que echo de menos.
Y mi casa será otra casa.
Construiré un hogar en otra parte.
Me llevaré mi casa conmigo.
Fotografía Víctor Carrillo